Asechando en la oscuridad [+18]

El día estaba aún en su plenitud mientras los rayos de sol buscaban la forma de entrar a la residencia aunque en su interior estaba completamente oscuro. El negro muerte inundaba la habitación pues el peliverde siempre se aseguraba de cerrar todo para que ningún rayo de sol atravesara las paredes. Era una habitación simple, solo había un par de muebles en los que se encontraba una cama, un sillón y una mesa de centro; adornado con múltiples manchas de sangre ya seca. El ex-militar se encontraba dormido en el sillón, cubierto por una gran sabana de color negro que dejaba ver únicamente su rostro; de su boca caían algunas lineas de sangre ya seca. Sus ojos se entreabrieron dejando mostrar sus amarillentos orbes que parecían brillar en la oscuridad. Se relamió los labios para sentir el sabor de la sangre, aunque no recordaba que había pasado antes de quedarse dormido, llegando a la conclusión de que había perdido el control una vez más.

Se levantó para sentarse el sillón, quitando la sofocante sabana de la mitad de su cuerpo mientras trataba de volver completamente en sí pues el sueño estaba ganando la lucha. Pasó la palma de su mano sobre su boca para limpiar la sangre y luego verla por unos segundos en su mano. Se levantó del asiento para luego caminar perezosamente hasta el baño, al momento de encender la luz sus ojos reaccionaron como cualquier otro provocando un dolor común que se desvaneció con el tiempo. Se lavó las manos para luego salir sin siquiera apagar la luz y aún un restos de sangre en el rostro. Aún estaba algo cansado, por lo que volvió al sillón y se acostó de nuevo. El sol ya había bajado de su trono y la noche estaba cerca, pero por el momento seguiría durmiendo pues al parecer Flippy se había dado un banquete, terminando con sus energías casi por completo.

Sekihan no solía comer carne amenos que sea necesario, al ser después de todo un caníbal y necesitar consumir aquel alimento cada cierto tiempo, aunque no le importara matar gente no le agradaba perder el control de su propio cuerpo. Era por esto que normalmente se sentía débil y decaído, por la "dieta" que llevaba. Aquella habitación estaba siempre desordenada pues eran pocas las cosas, además de dormir, para las que la ocupaba.

No pasó mucho tiempo antes de sentirse observado, intentó ignorar la sensación aunque no estaba funcionando. Sus ojos se abrieron un pocos para ver quien era el responsable de aquella acción, aunque algo le decía quien era, pues solo había una persona que entraría en su apartamento de esa forma. En efecto, lo primero que distinguieron sus amarillentos ojos fueron una cabellera azul y una cinta roja. Parpadeó un par de veces antes de abrir un poco más sus ojos – Hola... – Dijo mientras mostraba una ligera sonrisa. Se sentó en el sillón y comenzó a palpar su camisa para asegurarse que no estaba sucia, pues al ser negra era difícil de decir a simple vista. La camisa estaba limpia aunque no sabía como, una de las posibilidades era que se había quitado la camisa antes de la masacre para mostrar sus músculos (?). Dio un suspiro, en parte de alivio y en parte de preocupación pues realmente detestaba perder el control de aquella manera.

Centró su atención en Kinshi, aquel peliazulado que le había apoyaba aún con sus múltiples problemas que lo hacían una amenaza para cualquiera lo que causaba un sentimiento de cariño muy especial. Suponía que el estaba informado acerca de lo que había ocasionado la noche anterior por lo que preguntar no estaría mal – Cuantas personas maté? – Quería saber cuanto daño había hecho y cuanto había empeorado su reputación. Realmente no le importaba tanto, el valor de su cabeza aumentaba en cada masacre y se podía calcular mas o menos cuanto con simples datos como aquel. Se agachó un poco para revisar su pantalón camuflado que al contrario de la camisa si estaba lleno de sangre, precediendo de levantarse y quitárselo, lanzándolo a un lado para luego lavarlo. Pronto iba a ir a tomar un baño, por lo que por el momento solo se quedó así.

Escuchó con atención las palabras del peliazul, era un impresionante número sería difícil de creer si no estuvieran consciente del la clase de monstruo que era su segunda personalidad, él solía ser de esa manera y era por eso que había nombrado a aquel ente como él solía ser llamado – Humm ya veo porqué estoy tan cansado – Dijo sin preocupación mientras caminaba nuevamente hacia el baño. Antes de entrar escuchó la última interrogante de Kinshi, dando media vuelta sobre su propio eje para poder verlo bien – Claro que me importa – Dijo mostrando una pequeña sonrisa que daba mates de sarcasmo – Me importa saber cuan famoso soy – Decía mientras se encogía de hombros. Aquél comentario lo hacía sonar sínico, pero solo era sincero. Estaba bien por él, después de todo lo necesitaba para sobrevivir aunque los números de Flippy eran de miedo; después de eso empezaría nuevamente su dieta, por mínimo 2 días o lo que soportara su cuerpo sin probar carne.

Kinshi se levantó y se acercó al peliverde, lo acorraló contra la pared y Sekihan, como buen uke (?), se dejó hacer. Se quedó quieto y sin reprochar, mirando fijamente con sus dorados orbes la mirada azul que se escondía detrás de aquel antifaz. Realmente aquella cinta roja no le estorbaba de alguna manera era parte de su encanto y no le iba a obligar a quitársela, con ella o sin ella lo querría igual. Una interrogante salió de la boca de Kinshi pero antes de poder Seki contestar sintió el calor de los labios del peliazul. Tampoco opuso resistencia, simplemente correspondió el beso mientras sus manos buscaban y sujetaban la camisa del contrario. Había comprendido a lo que se refería con “Saludar como es debido”, era libre de hacer con él lo que le viniera en gana pues el peliverde se consideraba completamente de su propiedad, así que podía hacer con su persona lo que quisiera.

Se sonrojó un poco al sentir el beso en su cuello, se piel se erizó al escuchar la voz de Kinshi susurrar cerca de su oído al mismo tiempo que una de sus manos escaló hasta llegar al cabello – Sabes bien que responderé... – Dijo sin más mientras sentía el mordisco. Levantó los brazos para dejar que el superheroe (?) le quitara la camisa, aunque sabía que luego iba a tener que limpiar aquel desastre. Nuevamente sintió el calor de los besos del peliazul, podía sentir la lengua del contrario jugar con la propia que trataba de seguirle el ritmo. La mano que antes sostenía el cabello de Kinshi había bajado casi por inercia a la espalda del mismo, en donde se aferraba a su camisa. Escuchó unas palabras provenientes de la boca del chico de ojos azules y de la oscuridad pasó a la luz del baño, al parecer el contrario percibió el olor a sangre que se encontraba por todo su cuerpo.

Se dejó empujar por Kinshi para segundos después sentir el agua caer sobre su cuerpo casi desnudo. Antes de haberse dado cuenta estaba jadeando y su corazón había empezado a aumentar su velocidad. Sekihan se percató de que lo miraba fijamente correspondiendo la mirada aún algo sonrojado y tratando de controlar su respiración, no mucho después sintió el frío jabón tocar su piel manejado por Kinshi. Aquel era un suceso extraño, era como si el peliazul quisiera tomar el papel por al menos un momento de la mamá que nunca tubo (?). Dejó que continuara, correspondiendo al beso y luego dejando que lavara sus piernas. Al levantarse el peliverde pudo notar con facilidad los centímetros que le llevaba el contrario. Su sonrojo aumentó al sentir como bajaba su ropa interior que ya estaba mojada – Pues ya has empezado, ahora llévalo hasta el final – Dijo Sekihan entre jadeos devolviendo la misma sonrisa un tanto maliciosa, no se refería exactamente a la ducha, aunque de todos modos al final el era el que elegía que hacer – Tu eres el culpable así que tendrás que hacer algo al respecto – Agregó advirtiéndole sobre su estado.